
Soy Alan Kanjo, también conocido como Azad Kanjo, calafellenc de origen kurdo. Nacido en 1985 en la por entonces maravillosa ciudad de Barcelona, he hecho múltiples viajes al Kurdistán de Siria, tanto a Kobani, el pueblo natal de mi padre Brino, como a Alepo, una ciudad comercial absolutamente inolvidable en la que tuve el privilegio de vivir un tiempo y aprender la lengua kurda, de forma clandestina, por supuesto.
Me licencié en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad de Barcelona y en dirección de cine en la ESCAC. Soy empresario, cineasta y profesor de cine. He dirigido algunos cortometrajes, como «El Exilio de Kobane», de 25 minutos, para Televisió de Catalunya CCMA (2015), y he impartido clases de lenguaje audiovisual y Cine Asiático Contemporáneo en la ESCAC (2013-2020). Mi último trabajo es un audiocomentario de 140 minutos para el Blu-Ray «Chacal» (1973, Fred Zinnemann), aprobado por Universal y editado en España por Reel One.
No es a mí a quien le gusta el cine, sino el cine al que le gusto yo
José Sirgado (Eusebio Poncela) en «Arrebato» (Iván Zulueta, 1979)
Si encuentro al misógino que inventó los tacones, lo mato
Daniel Hillard / sra. Doubtfire (Robin Williams) en «Sra. Doubtfire» (Chris Columbus, 1993)
Hollywood es un lugar en donde te gastas dinero que no tienes en cosas que no deseas para impresionar a una gente que no te gusta
Orson Welles
¿Quieres un dedo? Puedo conseguirlo. Créeme, hay maneras de hacerlo. Yo te consigo un dedo antes de las 3 con esmalte de uñas. Putos aficionados. Nos mandan un dedo y por eso nos tenemos que cagar de miedo
El Nota (Jeff Bridges) en «El Gran Lebowski» (Joel y Ethan Coen, 1998)
Lo de mi ex marido y yo fue amor a primera vista. Debí echarle otro vistazo
Halley Reed (Mia Farrow) en «Delitos y Faltas» (Woody Allen, 1989)
Sí, Londres, ya sabes: pastel de riñones, taza de té, mala comida, peor clima y esa Mary Poppins de los cojones… Londres
El primo Avi (Dennis Farina) en «Snatch: cerdos y diamantes» (Guy Ritchie, 2000)
¡Pues yo trabajo a todas horas! Así que nunca, ¡nunca!, me interrumpas, ¿de acuerdo? Ni aunque haya un incendio. Ni siquiera si oyes un golpe seco en mi casa y al cabo de una semana sale de aquí un olor que solo puede ser el de un cadáver putrefacto, y has de llevarte un pañuelo a la cara, porque el hedor es tan fuerte que te vas a desmayar, aún así, no llames aquí. O, si es la noche de las elecciones, y estás emocionado y quieres celebrarlo porque algún chupapollas con el que sales ha sido elegido el primer Presidente marica de los Estados Unidos, y ha decidido que te va a llevar a hacer locuras a Camp David, y quieres a alguien con quien compartir ese momento, aún así, no llames. A esta puerta, no
Melvin Udall (Jack Nicholson) en «Mejor… Imposible» (James L. Brooks, 1997)